Puerto Príncipe, Haití

La dimisión de Ariel Henry como primer ministro de Haití puso fin a días de presión para que cediera el poder, tanto de sus socios internacionales como de las pandillas que asolan el país. Sin embargo, con su partida, se plantea la incertidumbre sobre el futuro próximo de la empobrecida nación caribeña.

Henry aceptó la instauración de un consejo presidencial de transición, el cual estará compuesto por siete miembros representantes de las mayores fuerzas políticas del país. Este consejo se encargará de tramitar los asuntos corrientes hasta el nombramiento de un nuevo primer ministro y un ejecutivo.

El Departamento de Estado estadounidense insta a la formación rápida del nuevo consejo de transición, que debe nombrar a un primer ministro interino en un plazo de 24 a 48 horas.

Expertos señalan que si bien la creación de esta autoridad no es la solución política ideal, permite un enfoque más inclusivo al agrupar a las grandes tendencias políticas del país. Sin embargo, el desafío radica en que los partidos políticos logren trabajar por el interés nacional y en la respuesta de las pandillas armadas ante las nuevas autoridades.

Se destaca el desafío de la legitimidad del nuevo gobierno, dado el desprestigio de los políticos en el país. Además, se advierte sobre el riesgo de que las acciones criminales de las bandas no queden legitimadas en la situación política actual de Haití.

Por redaccion

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