Huracán David, Un día Como Hoy

Hace 43 años, en un giro inesperado, el huracán David, una potente tormenta de categoría 5, impactó la República Dominicana. Se esperaba que tocase tierra en Barahona, pero cambió de rumbo y penetró entre Haina y San Cristóbal, dejando tras de sí una estela de destrucción y pérdida humana.

El 31 de agosto, este monstruoso huracán ingresó al territorio dominicano alrededor del mediodía, manteniendo su embestida hasta cerca de las tres de la tarde, con vientos que alcanzaron los 240 kilómetros por hora. A medida que avanzaba, perdió fuerza en su camino hacia el sureste de Cuba y las Bahamas. Su intensidad lo colocó entre los huracanes más poderosos de las últimas décadas del siglo pasado, generando estragos también en Martinica, Dominica y Puerto Rico.

Los estragos humanos y materiales fueron desgarradores. Se estima que el huracán David cobró la vida de al menos dos mil personas, aunque algunos informes sugieren que la cifra podría ascender a cuatro mil. Además, más de 600 mil personas perdieron sus hogares en varias localidades, como San Cristóbal, Baní, Azua, Santo Domingo, San Pedro de Macorís, Higüey, La Romana, El Seibo y Monte Plata. Los mayores daños se concentraron en San Cristóbal y Baní, especialmente en áreas como Sainaguá, Palenque, Sabana de Palenque, Nizao y Don Gregorio, donde más del 90 por ciento de las viviendas quedaron destruidas.

Los sectores agropecuario e industrial también sufrieron graves pérdidas, superando los mil millones de dólares. La infraestructura productiva del centro y sur del país quedó devastada. Los parques industriales de Haina y Herrera resultaron arruinados, y la destrucción de los muelles de Haina y Santo Domingo paralizó gran parte del comercio de cargas.

Las consecuencias económicas se hicieron sentir rápidamente: los precios de los alimentos aumentaron debido a la destrucción de los campos agrícolas, las exportaciones, en particular las de banano, se desplomaron y las importaciones de alimentos se dispararon. Miles de personas se encontraron sin hogar y debieron vivir en albergues durante años, ya que el Estado enfrentó dificultades para brindarles nuevas viviendas.

Solo cinco días después de David, la tormenta Federico azotó también el territorio dominicano, exacerbando aún más los daños. El país se vio gravemente afectado por estos dos fenómenos climáticos en un corto período de tiempo.

Por redaccion

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