Puerto Príncipe, Haití

En una masiva manifestación que recorrió las calles de la capital haitiana el lunes, miles de personas marcharon en demanda de protección frente a la creciente violencia ejercida por pandillas que han sumido en el caos a barrios enteros de Puerto Príncipe y otras zonas de Haití.

Con sus rostros cubiertos para preservar sus identidades, los manifestantes alzaron sus voces clamando por medidas concretas que pongan fin a la amenaza constante de las pandillas, cuyas acciones han exacerbado la pobreza en todo el país. A la espera de una decisión crucial por parte del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas respecto al posible despliegue de una fuerza armada internacional, la vida cotidiana de los haitianos ha quedado gravemente afectada por la violencia incesante de estos grupos delictivos.

Durante más de dos horas, la multitud recorrió las calles, partiendo desde la convulsa comunidad de Carrefour-Feuilles hasta llegar al Champ de Mars, en el corazón de la ciudad, y finalmente a la residencia oficial del primer ministro. Sin embargo, la protesta fue disuelta por la policía con el uso de gas lacrimógeno.

«¡Queremos seguridad!», resonó el clamor de la multitud en cada rincón del recorrido. Wilene Joseph, una vendedora ambulante de 36 años y madre de dos hijos, expresó su angustia al unirse a la marcha: «No puedo trabajar, no puedo salir. Me siento como prisionera en mi propia casa». Joseph compartió su temor por la vida de sus hijos, de 5 y 7 años, debido a la constante amenaza de las balas que vuelan en todas direcciones. La inseguridad ha alcanzado niveles intolerables para muchos haitianos, que se ven atrapados en medio de esta crisis.

Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, se estima que las pandillas han conseguido controlar hasta un 80% de Puerto Príncipe, sembrando el terror en comunidades ya aquejadas por la profunda pobreza. En lo que va de enero a marzo, más de 1.600 personas han sido víctimas de asesinatos, heridas o secuestros, representando un incremento del 30% con respecto a los últimos tres meses de 2022, según el informe más reciente de la ONU.

La UNICEF ha alertado sobre un «aumento alarmante» en los secuestros, con cerca de 300 casos confirmados en lo que va del año, aproximándose al número total reportado durante todo el año anterior y casi triplicando la cifra de 2021.

La protesta no solo refleja la frustración de la población frente a la escalada de la violencia de pandillas, sino también su descontento por la inacción de las autoridades ante esta crítica situación. Mientras los haitianos luchan por su seguridad y calidad de vida, la presión sobre las autoridades y la comunidad internacional para encontrar soluciones efectivas se intensifica.

Por redaccion

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *