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En el año 2022, médicos en Gran Bretaña reportaron el primer caso confirmado de encefalitis transmitida por garrapatas en el país. El paciente, un hombre de 50 años, estaba paseando en bicicleta por el Parque Nacional North Yorkshire Moors, en Inglaterra, cuando una garrapata de patas negras se adhirió a su piel. Aunque inicialmente presentaba síntomas comunes de infección viral, como fatiga, dolor muscular y fiebre, una semana después comenzó a experimentar una pérdida de coordinación motriz. Una resonancia magnética reveló que había desarrollado encefalitis, una inflamación del cerebro, causada por la picadura de la garrapata.

La enfermedad transmitida por garrapatas, conocida como ETG, se ha vuelto más común en Europa debido al cambio climático. En los últimos 30 años, la temperatura promedio en Gran Bretaña ha aumentado alrededor de 1 grado Celsius en comparación con el pasado histórico. Estudios han demostrado que enfermedades transmitidas por garrapatas, incluyendo la ETG, están en aumento debido al calentamiento global. El cambio climático afecta el ciclo de vida de las garrapatas, al prolongar el período en el que pueden alimentarse de personas y animales, lo que aumenta las oportunidades de transmisión de enfermedades.

Expertos han señalado que la ETG, que en casos severos puede ser potencialmente mortal y tiene una tasa de mortalidad más alta que otras enfermedades transmitidas por garrapatas, se está propagando rápidamente de país a país. La enfermedad, que se descubrió en la década de 1930, se ha detectado principalmente en Europa y regiones de Asia, como Siberia y el norte de China. Su propagación se debe en gran parte a la actividad de las garrapatas en condiciones más cálidas y húmedas debido al cambio climático.

La Organización Mundial de la Salud estima que cada año se presentan entre 10,000 y 12,000 casos de la enfermedad en Europa y el norte de Asia. Sin embargo, los expertos sugieren que la cifra real podría ser mayor, ya que en algunos países la población tiene poco conocimiento de la enfermedad y los casos no se reportan de manera adecuada.

A pesar de existir dos vacunas contra la ETG, su aplicación es baja en las regiones donde el virus es nuevo. Además, ninguna de las vacunas cubre todos los subtipos del virus, lo que ha llevado a la propuesta de desarrollar una nueva vacuna que brinde mayor protección. Expertos advierten que es crucial aumentar la conciencia sobre la enfermedad y tomar medidas para controlar la población de garrapatas para reducir la propagación de la ETG.

El caso del ciclista británico es un llamado de atención sobre los peligros que representan las enfermedades transmitidas por garrapatas y la importancia de estar alerta ante el incremento de la actividad de estos arácnidos debido al cambio climático. Aunque la ETG continúa siendo poco frecuente en Gran Bretaña, se advierte que la situación podría cambiar en el futuro si no se toman medidas para abordar el problema.

Por redaccion

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