Santo Domingo RD/Justicia

En una tragedia desgarradora, Aisla Chanel Marte, una niña de tan solo 13 años de edad, fue víctima de violación y asesinato en el barrio Villas Agrícolas. El perpetrador, conocido en su entorno como «Santos», resultó ser su expadrastro.

Según el relato angustiante de Nairobi Paniagua, madre de la víctima, ella se había separado de Santos, con quien había convivido durante seis años, desde hacía algunos días. El día fatídico, dejó a su hija durmiendo en casa alrededor del mediodía, con la advertencia de que se levantara pronto de la cama.

Al regresar dos horas más tarde, la madre se encontró con la presencia de Santos en la habitación de su hija, quien sostenía un bote de cloro y una extensión eléctrica en la mano. Para su horror, descubrió el cuerpo sin vida de la joven cubierto por las sábanas.

Desesperada y conmocionada, Nairobi Paniagua confrontó a Santos, expresándole su rechazo y dejándole claro que no quería que estuviera en su casa ni cerca de su hija. Sin embargo, en ese momento no sabía que él ya había cometido el terrible acto.

Según los testimonios, Aisla Chanel Marte era una preadolescente fuerte, con aspiraciones de convertirse en jugadora de voleibol profesional y construir su propia casa. Era una niña resistente, poco propensa a mostrarse vulnerable, pero el agresor aprovechó el momento en que ella estaba dormida y una fuerte lluvia caía, evitando que los vecinos escucharan sus gritos.

Entre lágrimas, Nairobi reveló que su hija había luchado contra el agresor, dejando marcas en su cuello y piel. En un intento desesperado por sacarlo de la casa y proteger a su hija, ella misma fue atacada por Santos con un cuchillo, quien intentó acabar con su vida.

La comunidad se encuentra consternada ante este acto atroz que ha cobrado la vida de una joven inocente. Las autoridades han sido notificadas y se espera que se haga justicia en este caso. Mientras tanto, los familiares y amigos de Aisla Chanel Marte lloran la pérdida de una prometedora joven que fue víctima de un acto de violencia inimaginable.

Por redaccion

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