Santo Domingo, RD
En medio del profundo luto que embarga a la República Dominicana por la trágica pérdida de 231 vidas en el colapso del techo de la discoteca Jet Set, este Lunes Santo llega como un llamado a la reflexión espiritual y al recogimiento interior.
Para los fieles cristianos, esta jornada marca un momento crucial dentro de la Semana Santa. Tras el Domingo de Ramos, que conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, el Lunes Santo recuerda un episodio cargado de simbolismo: la expulsión de los mercaderes del templo, una acción que reafirma la autoridad moral del Hijo de Dios.
Este pasaje bíblico no solo representa la defensa del valor de lo sagrado, sino también una denuncia contra la corrupción de los espacios destinados a la oración. Es un llamado a la integridad, a la justicia y a la pureza espiritual en tiempos convulsos.
Una lección de entrega y amor verdadero
El evangelio según San Juan (12, 1-11), que corresponde a este día, narra un gesto de gran profundidad: María unge a Jesús con un perfume costoso, anticipando su sepultura y expresando devoción. El acto, criticado por Judas Iscariote bajo la excusa de ayudar a los pobres, es defendido por Jesús con palabras que resuenan con especial fuerza en medio del dolor colectivo:
“A los pobres los tienen siempre con ustedes; pero a mí no siempre me tendrán”.
Esta respuesta invita a valorar el presente, a reconocer lo sagrado en lo cotidiano y a no dejar pasar la oportunidad de amar y servir a quienes tenemos cerca.
Un llamado a la esperanza en medio del dolor
Hoy, más que nunca, la nación necesita reencontrarse con los valores de compasión, respeto y solidaridad que inspiran esta fecha. Que este Lunes Santo sea un tiempo de consuelo para los que lloran, de reflexión para los que buscan respuestas, y de esperanza para todos los que anhelan un país más justo y humano.
Incluso en medio de la tragedia y la pérdida, hay espacio para la fe, la unión y la esperanza.