En las próximas elecciones presidenciales de EE.UU., la competencia entre Kamala Harris y Donald Trump se concentra en siete estados clave, o «estados bisagra», donde el resultado podría decidir la elección. Aunque hay más de 200 millones de votantes en todo el país, el sistema del Colegio Electoral otorga gran peso a estos estados, que juntos representan 93 electores de los 538 necesarios. Para ganar la presidencia, se requieren al menos 270 votos electorales.
- Pensilvania (19 electores): Con un historial de competencia ajustada, es un estado crucial. Harris se apoya en proyectos de infraestructura y en el respaldo de sindicatos, mientras que Trump apuesta por el apoyo de áreas rurales.
- Michigan (15 electores): En este bastión de la industria automotriz, Harris cuenta con el respaldo sindical, aunque algunos votantes árabes-estadounidenses están descontentos por temas de política exterior. Trump enfoca su campaña en la inflación para captar el voto de clase media.
- Wisconsin (10 electores): Este estado rompió el “muro azul” demócrata en 2016. Los demócratas han advertido sobre las amenazas a la democracia en caso de una victoria de Trump.
- Georgia (16 electores): Tradicionalmente republicano, pero cambió en 2020. Harris espera atraer a jóvenes y minorías, aunque Trump tiene fuerte apoyo entre los religiosos conservadores.
- Carolina del Norte (16 electores): Históricamente republicano en elecciones presidenciales, Harris confía en el apoyo afroamericano y los jóvenes. Los demócratas buscan aumentar la participación.
- Arizona (11 electores): Predominantemente republicano, Biden ganó por un estrecho margen en 2020. Trump se centra en la inmigración, mientras Harris cuenta con el apoyo de los votantes jóvenes y urbanos.
- Nevada (6 electores): Firme en apoyo a los demócratas desde 2004, pero los republicanos buscan capitalizar el voto latino. Harris confía en la llegada de votantes jóvenes y mejor formados.
Con estos estados en juego, la elección se perfila como un enfrentamiento en el que cada voto cuenta, y tanto Harris como Trump concentran su tiempo y recursos en ganar apoyo en estos territorios decisivos.