Montecristi, R.D.

Con honores militares y rodeado de familiares, amigos y personalidades del béisbol, se despidió este jueves a Osvaldo «Ozzie» Virgil, el primer pelotero dominicano en llegar a las Grandes Ligas. Su última morada fue el cementerio municipal de Montecristi, en una emotiva ceremonia que contó con la presencia de grandes figuras del deporte, como Juan Marichal y Pedro Martínez, ambos miembros del Salón de la Fama.

Ozzie Virgil Jr., hijo mayor del legendario expelotero, agradeció a Dios por los 92 años de vida de su padre, y a la población por el cariño y apoyo incondicional que siempre le brindaron. Definió a Virgil como un excelente padre, amigo y ser humano, cualidades que muchos de los presentes destacaron.

Entre los asistentes también se encontraba el ex receptor de Grandes Ligas Tony Peña, quien, con lágrimas en los ojos, expresó su pesar por la pérdida de su amigo y mentor. Peña resaltó el legado perdurable de Virgil, destacando el orgullo de compartir no solo la pasión por el béisbol, sino también su origen montecristeño. Recordó las valiosas lecciones y consejos que Virgil siempre le brindó.

La gobernadora de Montecristi, Nelsy Cruz, hermana del pelotero Nelson Cruz, también rindió homenaje a Virgil. Destacó su humildad y sus contribuciones a la provincia, señalando que el aeropuerto de Montecristi lleva su nombre como un reconocimiento a su trayectoria y legado.

El Senado de la República honró a Osvaldo Virgil al aprobar una resolución que declara el 23 de septiembre como el Día Nacional del Pelotero, en conmemoración de la fecha en que debutó en las Grandes Ligas con los Gigantes de Nueva York en 1956.

La despedida de Osvaldo Virgil incluyó una misa de cuerpo presente en la parroquia San Fernando, seguida de una caravana que recorrió las calles de su amada Montecristi. Los honores militares incluyeron una salva de 21 disparos y la colocación de la bandera nacional sobre su féretro, un tributo digno de un pionero del deporte y un héroe nacional.

Osvaldo Virgil fue exaltado al Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano en 1984, y su vida y legado serán recordados por siempre como una inspiración para las futuras generaciones del béisbol.

Por redaccion

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