Ciudad de México, México

Ismael «Mayo» Zambada, detenido este jueves en Estados Unidos, es uno de los líderes históricos del narcotráfico en México, conocido como el «capo de capos» tras evadir a la justicia por más de cuatro décadas. Zambada, de 76 años, nunca antes había sido encarcelado. Fue arrestado en El Paso, Texas, junto con Joaquín Guzmán López, hijo de Joaquín «Chapo» Guzmán, su antiguo socio en el cártel de Sinaloa.

A pesar de sus esfuerzos por mantener un perfil bajo, Zambada es considerado por Washington como el «líder indiscutible» del cártel de Sinaloa, una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo, especialmente después de la captura del Chapo en México en 2016 y su extradición un año después.

A diferencia de Guzmán, quien fue arrestado tres veces y protagonizó dos fugas, Zambada logró mantenerse fuera del radar de las autoridades. Sin embargo, varios de sus familiares, incluidos un hermano, dos hijos y un sobrino, fueron arrestados.

Las autoridades estadounidenses acusan a Zambada de controlar gran parte del tráfico de cocaína, heroína, metanfetaminas y fentanilo, y ofrecían hasta 15 millones de dólares por información que llevara a su captura, cifra que supera los 10 millones de dólares ofrecidos por Nemesio Oseguera, líder del Cártel Jalisco Nueva Generación.

Zambada inició su carrera criminal trabajando para el cártel de Juárez en las décadas de 1980 y 1990, y en medio del declive de otras bandas formó su propia organización. Sobrevivió a un atentado en 2017, presuntamente ordenado por Dámaso López, otro líder del cártel de Sinaloa.

Durante el juicio del Chapo, Jesús «Rey» Zambada y Vicente «Vicentillo» Zambada, hermano e hijo de Mayo respectivamente, fueron testigos mientras estaban detenidos en Estados Unidos. Los abogados del Chapo aseguraron que el verdadero líder del cártel era Zambada, y alegaron que pagó al expresidente mexicano Enrique Peña Nieto un soborno de 100 millones de dólares.

En una entrevista en 2010 con la revista Proceso, Zambada reveló detalles sobre su vida, incluyendo su estatura de cerca de 1.80 metros y su inicio en el crimen a los 16 años. Admitió que el pensamiento de ser encarcelado le generaba «pánico».

Zambada también declaró que su detención o muerte no cambiaría el panorama del narcotráfico en México, donde la violencia ha dejado unos 450,000 asesinatos y 100,000 desaparecidos desde que se declaró una guerra abierta al narco en 2006.

Zambada es protagonista de numerosos corridos prohibidos que narran su naturaleza escurridiza y su tiempo en el crimen organizado. Canciones como «El Señor Zambada» y «Yo soy el Mayo» destacan su influencia y lealtad de sus seguidores.

Joaquín Guzmán López, con quien fue aprehendido, se implicó en el narcotráfico tras el asesinato de su hermano Édgar en 2008 y comenzó a comprar grandes cantidades de cocaína en Colombia, incursionando luego en el tráfico de metanfetaminas.

Por redaccion

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