La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, se encuentra en El Salvador desde el pasado domingo para estudiar las medidas aprobadas por el Gobierno de Nayib Bukele en su lucha contra la violencia. Bullrich está realizando una visita de cuatro días para analizar este modelo de seguridad, conocido por su enfoque de estado de excepción y que ha resultado en decenas de miles de detenidos.

El viaje de Bullrich incluye reuniones con el presidente Bukele y oficiales de seguridad de alto nivel, así como una visita a la mega-cárcel del distrito de Tecoluca, un símbolo visible de la guerra total contra el crimen organizado que ha llevado a la detención de más de 80.000 presuntos pandilleros.

¿Es factible aplicar un modelo similar en Argentina?

Ariel Larroude, exdirector de Política Criminal del Ministerio de Seguridad de Argentina, opina que no. Según Larroude, las circunstancias en El Salvador y Argentina son muy diferentes. «La conflictividad a gran escala que ha tenido El Salvador con las maras y cómo ha resuelto el presidente Bukele esa violencia no es aplicable en Argentina, básicamente porque no se tienen los mismos niveles de violencia letal», explicó a Radio Francia Internacional (RFI).

Larroude señala que en Argentina, la delincuencia está más vinculada a la desigualdad social y a delitos ordinarios, como robos, hurtos y homicidios por conflictos interpersonales, en lugar del crimen organizado de alto nivel que caracteriza la situación en El Salvador. Aunque reconoce la existencia del narcotráfico en Argentina, enfatiza que no alcanza los niveles de violencia que se han visto en El Salvador.

En términos de cifras, Argentina ha registrado solo 4,5 muertes violentas por cada 100.000 habitantes en los últimos cinco años, en comparación con las 17 muertes por cada 100.000 habitantes en El Salvador. Para Larroude, el viaje de Bullrich tiene un componente mediático. «Creo que es un mensaje mediático para mantener la impronta de mano dura que tiene la ministra en Argentina. Pero realmente no es comparable la situación de ambos países», concluyó.

Larroude finaliza indicando que, aunque el modelo de Bukele podría exportarse a otras partes del mundo, los modelos foráneos deben adaptarse a las complejidades delictivas de cada país. «La Argentina no tiene la misma conflictividad delictiva que El Salvador», subrayó.

Por redaccion

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