Pekín, China

Los equipos de rescate en China están trabajando arduamente para encontrar supervivientes después del terremoto que afectó las provincias de Gansu y Qinghai, en el noroeste del país. El sismo, de magnitud 6,2, ha dejado al menos 127 muertos y 734 heridos, convirtiéndolo en el más mortífero desde 2014.

Los rescatistas enfrentan condiciones desafiantes debido a las bajas temperaturas, que llegan hasta -14 grados centígrados, y las complicaciones para acceder a las áreas montañosas afectadas. Se teme que el mal tiempo pueda acortar el periodo crítico de 72 horas tras un terremoto, en el cual es más probable encontrar supervivientes.

El Gobierno chino ha desplegado una respuesta de nivel II al desastre, enviando médicos, material sanitario y más de 2,000 bomberos para las operaciones de alivio. Más de 150,000 casas resultaron dañadas, y se reportan interrupciones en el suministro de agua, comunicaciones y electricidad.

El presidente chino, Xi Jinping, ha instado a las autoridades locales a realizar «todos los esfuerzos posibles» para tratar a los heridos, reparar la infraestructura y reubicar a los afectados. Este terremoto destaca la escasa resistencia sísmica de algunos edificios en la región y la falta de tiempo para evacuaciones nocturnas.

China también ha experimentado otro sismo de magnitud 5,5 en la región de Xinjiang, sin informes de daños significativos. La meseta tibetana es propensa a terremotos debido a la fricción de las placas tectónicas de Asia e India en el Himalaya.

Por redaccion

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