Puerto Príncipe, Haití

Un ataque despiadado de una banda fuertemente armada al Centro Hospitalario Fontaine en la barriada haitiana de Cite Soleil ha dejado a la comunidad vulnerable y empobrecida devastada. Los testimonios de los sobrevivientes pintan un cuadro desgarrador de caos y miedo mientras las balas perforaban las ventanas del hospital.

El miércoles pasado, las mujeres que acunaban a sus hijos en el hospital buscaban desesperadamente refugio mientras la banda armada se acercaba. Las madres, con bebés en brazos, forzaban a sus hijos a permanecer en silencio, preguntándose si sobrevivirían al ataque. Los disparos continuaron durante horas, creando un ambiente de terror.

El personal del hospital, valientemente, guió a las mujeres y niños al patio delantero, donde la policía esperaba con coches blindados para evacuarlos. Sin embargo, este ataque representa el más reciente episodio de violencia desafiante en una nación ya asolada por bandas armadas.

El director y fundador del hospital, José Ulysse, expresó su decepción por la desaparición del Estado y la incapacidad del gobierno para hacer frente a las bandas. Agradeció a la policía por salvar vidas, pero subrayó la urgencia de una respuesta más efectiva y el despliegue de una fuerza armada internacional, una solicitud que el gobierno haitiano realizó hace más de un año.

El ataque fue atribuido a la banda de Brooklyn, liderada por Gabriel Jean-Pierre, alias «Ti Gabriel», un líder de la alianza de bandas conocida como G-Pep. La violencia entre bandas ha aumentado en la barriada costera de Cite Soleil, exacerbada por la reciente muerte de Iskar Andrice, un temido líder de la banda.

La comunidad teme que la violencia aumente aún más mientras las bandas luchan por el control territorial. El ataque del miércoles dejó decenas de viviendas en llamas y forzó la evacuación del hospital. La violencia en Haití ha alcanzado niveles alarmantes, con más de 1,230 asesinatos y 701 secuestros registrados entre julio y septiembre de 2023, según la ONU.

Los sobrevivientes expresaron su agradecimiento a la policía y al personal del hospital por su valentía y rápida acción durante el ataque. Sin embargo, el costo humano es evidente, con una víctima lamentable: un bebé nacido durante el ataque que murió durante el parto debido a la interferencia de los disparos que impidieron la asistencia médica. La tragedia destaca la desesperada necesidad de una respuesta efectiva para proteger a las comunidades vulnerables en Haití.

Por redaccion

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