San Cristóbal RD/Tragedia

Este lunes 14 de agosto quedará grabado en la memoria de la provincia de San Cristóbal como el día en que la normalidad se transformó en tragedia. Una explosión catastrófica, acompañada de una densa nube negra, ha dejado a la comunidad sumida en el dolor y la conmoción, convirtiéndose en uno de los peores desastres en la historia del país.

La fatídica jornada comenzó en apariencia rutinaria, hasta que cerca de las 3:00 de la tarde, la noticia de una explosión en la calle Padre Ayala, en el corazón de San Cristóbal, sacudió la tranquilidad de la ciudad. El estallido destruyó múltiples estructuras en las proximidades del Mercado Modelo y el Parque Central, llevando el caos a las calles.

El humo invadió el entorno mientras las personas evacuaban a toda prisa los negocios afectados, pero la ubicación exacta de la explosión seguía siendo un misterio. El ruido y la fuerza de la detonación llevaron a algunos residentes a pensar que se trataba de un terremoto. Ventanas temblaron y la oscuridad del humo se apoderó del cielo.

La gobernadora de la provincia, Pura Casilla, informó inicialmente que se trató de una explosión «repentina» que se originó en un negocio de plásticos y se propagó a otros comercios cercanos. Sin embargo, más tarde se confirmó que el incendio comenzó en una fábrica de colchones.

Horas después de la explosión, el fuego seguía ardiendo, manteniendo a la población en estado de pánico ante la posibilidad de un colapso adicional. Las autoridades activaron una respuesta de emergencia inmediata, con el Sistema Nacional de Atención a Emergencias y Seguridad 9-1-1 informando de dos personas fallecidas y decenas de heridos, incluidos rescatistas.

Diversas agencias de respuesta de emergencia, como el Cuerpo de Bomberos, la Dirección de Servicios de Atención a Emergencias Extrahospitalarias (DAEH), la Digesett, la Policía Nacional y la Cruz Roja, acudieron al lugar para brindar apoyo y acordonar la zona afectada.

La situación continuó siendo crítica, con el fuego fuera de control y la cifra de víctimas aumentando. El presidente Luis Abinader expresó su consternación y compromiso de asistir a las víctimas y sus familias. En un esfuerzo solidario, diversos hospitales habilitaron unidades de atención para los heridos, mientras se promovían donaciones de sangre para apoyar a los afectados.

El martes, el saldo trágico seguía creciendo, con el alcalde de San Cristóbal reportando 11 muertos, 11 desaparecidos y 52 personas heridas. En respuesta a esta devastación, el gobierno declaró tres días de duelo en San Cristóbal y suspendió todas las actividades festivas previstas en conmemoración al aniversario de la Restauración dominicana.

El humo y las llamas han dejado a San Cristóbal en un estado de luto profundo, pero la comunidad se une en solidaridad para enfrentar esta tragedia sin precedentes y trabajar hacia la recuperación y sanación de la ciudad.

Por redaccion

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