Este de Estados Unidos

En una jornada marcada por una serie de violentas tormentas, al menos dos personas perdieron la vida, miles de vuelos fueron afectados y más de 1.1 millones de hogares y negocios quedaron sin electricidad en varias regiones del este de Estados Unidos el pasado lunes.

Las tormentas, caracterizadas por granizo y relámpagos, generaron una propagación masiva que abarcó diez estados, desde Tennessee hasta Nueva York. El Servicio Meteorológico Nacional emitió una alerta de tornado para el área metropolitana de Washington D.C., que se mantuvo vigente hasta las 9 p.m. Una declaración especial del mismo servicio advirtió sobre la amenaza de vientos huracanados dañinos y la posibilidad de tornados y granizo grande.

Las consecuencias de estas tormentas fueron devastadoras. En Anderson, Carolina del Sur, un trágico incidente cobró la vida de un niño de 15 años cuando un árbol cayó sobre él mientras salía de un automóvil. En Florence, Alabama, un hombre de 28 años falleció tras ser alcanzado por un rayo durante la tormenta.

Los efectos en el transporte también fueron notorios. Más de 2600 vuelos en Estados Unidos fueron cancelados y cerca de 7900 experimentaron retrasos, según el servicio de seguimiento de vuelos FlightAware. El Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta, aún recuperándose de las tormentas anteriores, fue uno de los más afectados.

La Casa Blanca tuvo que ajustar su agenda debido a la situación climática. El presidente Joe Biden adelantó su partida en 90 minutos en un viaje programado de cuatro días que lo llevaría a Arizona, Nuevo México y Utah. Además, un evento sobre seguridad cibernética en las escuelas fue cancelado, el cual contaba con la participación de la primera dama Jill Biden y varios funcionarios.

La Oficina de Administración de Personal tomó medidas al cerrar todas las oficinas federales antes de las 3 p. m., en un esfuerzo por garantizar la seguridad de los empleados no esenciales.

Los impactantes eventos climáticos desencadenaron una serie de interrupciones en las áreas de población, mientras los trabajadores federales eran enviados a casa temprano para evitar enfrentar las peligrosas condiciones meteorológicas. El Servicio Meteorológico Nacional instó a los residentes a buscar refugio sólido y a permanecer en sus hogares o lugares de trabajo.

El poder destructivo de las tormentas también se hizo evidente en las interrupciones en el juego de Grandes Ligas entre los Filis y los Nacionales de Washington en Filadelfia, así como en una advertencia de inundación repentina en Maryland, donde se registraron 4 pulgadas de lluvia en un corto período.

Las consecuencias en el suministro eléctrico fueron significativas. Más de 1.1 millones de clientes quedaron sin electricidad en estados como Alabama, Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Maryland, Delaware, Nueva Jersey, Pensilvania, Tennessee, Virginia Occidental y Virginia. Los árboles y líneas eléctricas derribadas bloquearon carreteras y dañaron propiedades en varios estados.

En resumen, estas tormentas severas dejaron una estela de destrucción en el este de Estados Unidos, con pérdidas humanas, impactos en el transporte y graves interrupciones en el suministro eléctrico, mientras la nación se enfrenta a uno de los eventos climáticos más significativos en la región en mucho tiempo.

Por redaccion

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