comunidad internacional/Haití

La situación en Haití sigue siendo motivo de preocupación para la comunidad internacional, ya que la violencia generada por las bandas criminales que controlan gran parte del territorio continúa empeorando. A pesar de la solicitud de ayuda por parte del primer ministro haitiano, Ariel Henry, para combatir esta problemática, la comunidad internacional se muestra reticente a enviar una fuerza de intervención, debido a los riesgos y las experiencias pasadas en la nación caribeña.

La violencia ejercida por las bandas en Puerto Príncipe, la capital de Haití, incluye actos como francotiradores, violaciones como arma de terror, secuestros y asesinatos. La situación se ha vuelto insostenible para una policía local que se encuentra poco preparada y superada por estos grupos criminales.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha abogado por el despliegue de una fuerza internacional en Haití para ayudar a la estabilización de la situación, pero varios países se muestran renuentes a liderar esta misión, temiendo quedar atrapados en un conflicto altamente peligroso. Estados Unidos, Canadá y Brasil, entre otros, no han asumido el liderazgo para enviar una fuerza de intervención.

Los expertos señalan que la guerra urbana en Haití presenta desafíos considerables, como el riesgo de causar daños colaterales y el uso de civiles como escudos humanos por parte de las bandas. Aunque aún no se ha definido la cantidad exacta de efectivos necesarios, las discusiones apuntan hacia la formación de una fuerza policial armada en lugar de una intervención militar.

Además, persisten incertidumbres sobre el mandato de esta fuerza internacional, así como los riesgos de fracaso y las consecuencias si no se acompaña con un proceso de transición política y el resurgimiento de la economía haitiana, que se encuentra debilitada.

La legitimidad del primer ministro haitiano también está en tela de juicio, ya que el país no ha celebrado elecciones desde 2016 y ha sido marcado por la inestabilidad política. La oposición advierte que una intervención de la comunidad internacional podría apoyar un gobierno ilegítimo, lo que agrega más complicaciones al escenario.

La comunidad internacional ha sido cautelosa debido a experiencias pasadas en Haití, como la epidemia de cólera causada por las fuerzas de paz de la ONU que dejó 10,000 muertos, lo que ha dejado un sabor amargo entre la población.

El Consejo de Seguridad de la ONU ha pedido al secretario general, Antonio Guterres, que presente opciones posibles antes de mediados de agosto, aunque es improbable que una misión tradicional de mantenimiento de la paz regrese a Haití. China, miembro del Consejo de Seguridad, ha expresado su escepticismo y enfatiza la necesidad de detener el tráfico de armas desde Estados Unidos hacia Haití.

En resumen, la comunidad internacional enfrenta dudas y temores ante la complejidad y los riesgos que implicaría el envío de una fuerza de intervención para abordar la crisis de violencia y seguridad en Haití. La situación sigue siendo delicada, y la búsqueda de una solución efectiva y consensuada sigue siendo un desafío.

Por redaccion

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