Santo Domingo RD/Deporte

Marysabel Senyu, la reciente medallista de oro en salto alto en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de San Salvador, reside en una modesta vivienda en el sector Cumajón de La Romana. A pesar de los comentarios racistas que recibe en las redes sociales, Marysabel no guarda rencor y se enorgullece de su logro deportivo. Su madre es dominicana y su padre haitiano.

Con una estatura de 6’4″ y 164 libras, Marysabel se siente orgullosa de su medalla de oro, la cual dedica a sus padres, con quienes vive en un entorno humilde y pobre que parecía avergonzarle mostrar.

Marysabel, quien sueña con ganar una medalla olímpica, se prepara intensamente durante cinco horas al día, seis días a la semana, con la mira puesta en su próximo compromiso en Rusia.

En compañía de sus padres, Marysabel exhibió su trofeo de oro frente a su vivienda, decorada con varias banderas dominicanas. A pesar de los riesgos que se pueden correr en el barrio, sus padres, Hermita Fernández y Louis Coneuis, se sienten felices y orgullosos del logro de su hija. Hermita es dominicana, nacida en el batey Higo Claro, mientras que Louis es haitiano y llegó al país en 1973. Ambos trabajan arduamente para mantener a su familia.

Marysabel comenzó su entrenamiento con el profesor Rafael Febles, de El Seibo, responsable del éxito de varios atletas de la región. Actualmente, continúa su preparación con su entrenadora Natalia Korotoeva en Santo Domingo. Su anhelo es ayudar a sus padres y obtener medallas en los Juegos Panamericanos y las Olimpiadas. Marysabel tiene una buena relación con otros atletas, como Juana Arrendel y Marileidy Paulino.

La atleta pertenece a los Cuerpos Castrenses desde los 16 años y recibe ayuda del Programa de Apoyo a los Deportistas Olímpicos (PARNI). Actualmente, cursa el sexto semestre de Educación Física en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

A pesar de los comentarios en las redes sociales, Marysabel no se queja y celebra los mensajes de apoyo y felicitación. No tiene admiración por figuras o atletas locales, sino que se admira a sí misma. Aunque inicialmente estaba reservada en cuanto a sus carencias, su madre expresó que necesitan ayuda en todos los aspectos. Hasta el momento, no ha recibido apoyo público ni privado para alcanzar su éxito deportivo.

Marysabel posó con su medalla en el pecho junto a sus padres, quienes demostraron el valor del sacrificio para alcanzar metas. A pesar de vivir en una humilde vivienda, la determinación y dedicación de Marysabel son prueba de que el esfuerzo puede conducir al éxito.

Por redaccion

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