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Luego de más de medio siglo orbitando silenciosamente el planeta, la nave soviética Kosmos 482 reingresó este sábado a la atmósfera terrestre y cayó en el océano Índico, a unos 560 kilómetros al oeste de la isla de Andamán del Medio, según confirmó la agencia espacial rusa Roscosmos.
La sonda fue lanzada el 31 de marzo de 1972 como parte del programa Venera de la extinta Unión Soviética, con el objetivo de estudiar la superficie y la atmósfera de Venus. Kosmos 482 debía ser la misión gemela de Venera 8, que sí logró posarse sobre el planeta. Sin embargo, un fallo en la cuarta etapa del cohete Molnia-M impidió que alcanzara la velocidad de escape, dejando la nave atrapada en la órbita terrestre.
Aunque algunos fragmentos cayeron poco tiempo después del lanzamiento, la cápsula de descenso —la parte más resistente del aparato, diseñada para soportar la densa atmósfera de Venus— quedó en una órbita elíptica que oscilaba entre los 220 y 9.800 kilómetros de altitud. Desde entonces, completó miles de vueltas alrededor de la Tierra, vigilada solo por entusiastas y agencias espaciales.
Durante décadas, el artefacto fue parte del creciente problema del desecho orbital. El regreso de Kosmos 482 ha reavivado el debate sobre los riesgos asociados a los restos espaciales, muchos de los cuales podrían eventualmente caer sobre zonas pobladas si no son controlados.
El evento fue seguido de cerca por organizaciones científicas internacionales, que intentaban calcular con precisión el lugar del impacto y la posibilidad de que parte de la cápsula sobreviviera al calor extremo del reingreso. Por ahora, no se ha confirmado si alguno de sus componentes fue recuperado.
Así concluye una historia que comenzó en plena Guerra Fría, con una misión interplanetaria fallida que, sin alcanzar su destino, terminó por convertirse en un símbolo duradero de la exploración espacial de la era soviética.
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