Puerto Príncipe, Haití
Ante el alarmante deterioro de la seguridad en el país, el Gobierno haitiano declaró este viernes un estado de emergencia nacional por un período de tres meses. La medida busca fortalecer la capacidad de respuesta de las fuerzas del orden frente al creciente control que ejercen las bandas armadas en diversos sectores del país.
“Dada la magnitud de la situación, es imperativo decretar una gran movilización de los recursos y medios institucionales del Estado”, expresó el Gobierno en un comunicado oficial difundido en redes sociales. La declaración de emergencia fue adoptada durante una sesión extraordinaria del Consejo de Ministros, encabezada por el presidente del Consejo Presidencial de Transición, Fritz Alphonse Jean, y el primer ministro Alix Didier Fils-Aime.
En ese contexto, el Ejecutivo también anunció la creación de la Agencia Nacional de Seguridad (ANS), un nuevo organismo que tendrá a su cargo la aplicación de políticas de inteligencia y contrainteligencia, así como la recopilación y análisis de información estratégica relacionada con la seguridad nacional.
La decisión se produce tras la publicación de un informe de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas en Haití (BINUH), que documenta la muerte de 1,617 personas y 580 heridos en los primeros tres meses del año como resultado de la violencia, atribuida a bandas criminales, grupos de autodefensa, civiles armados y fuerzas de seguridad. El informe también señala 161 secuestros y al menos 80 ejecuciones extrajudiciales atribuidas a agentes del orden.
En respuesta a la amenaza que representan estas organizaciones, el Departamento de Estado de Estados Unidos designó este viernes a las pandillas haitianas Viv Ansanm y Gran Grif como organizaciones terroristas, subrayando que representan una amenaza directa para la seguridad nacional estadounidense y regional. Según el secretario de Estado, Marco Rubio, estas bandas “han matado y continúan atacando a civiles, fuerzas de seguridad haitianas y personal internacional”.
Viv Ansanm surgió en 2023 como una alianza entre las poderosas bandas G-9 y G-Pép, que dominan gran parte de Puerto Príncipe, capital del país, actualmente sumida en el caos desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021.
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